viernes, 12 de abril de 2013

No tiene precio. Por Martín de San Juan


Petete Cerezal 
Y así es, ocurre que hay personas tan pobres que sólo tienen dinero, sin embargo otras tienen aquello que vale mucho más de lo que cuesta, aquello que no tiene precio.

Hace unos meses vi llegar a mi mujer a casa con rostro de preocupación, algo barruntaba en su interior, algo complejo pues al preguntarle que qué le ocurría, temblorosamente respondió con un socorrido, pero nada convincente ,”A mi nada”.
Efectivamente al rato me contó que había algo que le preocupaba, que en su trabajo (me puse en lo peor, pero no había de que preocuparse) había estado hablando con una compañera y que…en fín que me vi obligado a preguntarle ¿me vas a decir que sucede?
Y se decidió a preguntar, sin más paño caliente que la complicidad de un amor de toda la vida ¿la enfermedad de la que murió tu padre no tiene vuelta atrás no? y me explicó todo…Andaba preocupada porque el suegro de una compañera tenía la misma enfermedad que años atrás derrotó a mi padre tras una larga lucha.

Efectivamente este señor se reunió con Dios y su bendita Madre y como buenos compañeros y amigos fuimos a mostrar nuestras condolencias a la familia, y qué sorpresa cuando me enteré de quien se trataba. Curioso que la misma mañana del suceso, sin que hubiese fallecido aún, el gran Antonio Burgos dedicó un artículo genial a este señor, rogando uno oración por su recuperación. Y es que no se trataba de un cualquiera, había fallecido el sastre del señor.
Petete Cerezal, sastre de profesión, tuvo el orgullo de confeccionar  túnicas, entre otros, al señor del Gran Poder y de Pasión.

Cuando, ya encontrándose enfermo, decidió que su hijo le sucediera en un cargo, en una misión, en una tarea cofrade de esas que no se ven pero que son imprescindibles para que los que vemos nuestras sagradas imágenes en la calle podamos disfrutar…vestir al señor de las penas de San Roque, este estaba recibiendo una herencia de incalculable valor, iba a tener la ocasión de acicalar al Señor, de disfrutar de ese momento que todo cristiano y cofrade estaría dispuesto a dar todo lo que tiene, y lo que no, por vivirlo, estar a solas con el Señor, estar tan cerca que ni siquiera le haría falta rogarle, pues el Señor iba a poder escuchar directamente a su corazón hablar.

Quédate tranquilo amigo, que tu padre está protegido ahí arriba, al igual que el protegió al Señor aquí abajo, siéntete afortunado porque tienes algo que nadie más puede tener, sé feliz y disfruta haciendo lo que tu padre siempre había soñado, y es que el estará gozando cada Domingo de Ramos viendo al Señor de las penas pasear vestido como si él lo siguiera vistiendo, porque eso no se compra, porque una herencia así no tiene precio!!!

@LaCeraFundida
Martín de San Juan