domingo, 10 de febrero de 2013

Cuaresma. Ayer y hoy. Por Boro Triana.


Ya todo comenzó. Ya descendió por fin el rojo tapiz y el cartel de Nuria Barrera quedó al descubierto. Semana Santa 2013. Las pinceladas de Nuria se han ido convirtiendo tras nuestras primeras miradas en palabras de pregón. En cada trazo una frase, en cada composición un párrafo, y al final, tras el todo, un pregón en lienzo. Paso y palio enmarcado. Notas de cornetas y tambores que lo envuelven. Incienso que poco a poco irá cambiando el aroma del oleo de la pintura. Nuria, gracias.

Y tras ese cartel… ya llegó. Cuarenta días. Cuaresma. Sacrificio de antaño con promesas tantas veces incumplidas. Sin pecado de gula aunque con el ayuno efímero con recompensas, eso sí, de croquetas de bacalao y espinacas con garbanzos pero Cuaresma al fin y al cabo. Recuerdos en la memoria de nuestros mayores absteniéndose de fumar, que la copita de anís, hasta el domingo de ramos ni me la nombres, y que la botella, cariño, guárdala a buen recaudo que antes de la Borriquita ya le daré buena cuenta tras esas torrijas de canela para después irme con los niños a la Plaza del Salvador. Bendita Cuaresma aquella de nuestros padres.

Y ahora sin embargo… también Cuaresma, pero… ¿Cuaresma de qué? ¿De qué sacrificio? ¿De preparación ante qué? ¿De disposición para qué? Vamos a dejarlo estar -dice aquel- que eres un rancio sevillano carcamal. Y se coge el costal, se va de ensayo para volver a casa, renqueante madrugada, tras unas cervecitas y unas puntas de solomillo sea viernes o no. ¡Ah! ¿Qué ha sido con pescaíto frito? Perdóneme usted pues. Sea como fuere, Cuaresma de salón, ya digo.

Y no me reproches nada. Que sí, que ya sé que mi padre se bebía la copita de anís a escondidas y el cigarrito, pecado venial, se lo fumaba en la azotea de Almirante Hoyos mientras mi madre dormía tranquila y él miraba hacia San Esteban y a la Virgen de los Desamparados le pedía mil veces perdón. Pero era su Cuaresma. Y hoy, la nuestra… ¿Cuál es? ¿Prometes algo? ¿Alguna cosa que te incomode pero que durante cuarenta días soportarás? ¿Te vas a perder la alegría de llegar a ese Domingo de Ramos con el deber cumplido y estrenar algo porque te lo mereciste? Seguramente no. Consuélate, yo tampoco.



@BoroTriana 2013, en un domingo 10 de febrero, a las dos y veintiséis de la madrugada a poquito ya del miércoles de ceniza. Cuaresma.